“Yo estaba en la línea de piquete en tacos y maquillada, presente como trabajadora. Un trabajador cada vez que podía me miraba mal. Entonces subieron las tensiones y la policía se nos fue encima a los trabajadores, y me doy cuenta que al mismo trabajador que me miraba mal le iban a rajar la cabeza, y me metí entre él y el policía con las dos manos aguantando el brazo al policía y lo empujé. Cuando el trabajador se viró y me vio la cara quedó mudo. Entonces le dije, – sí, aquí estoy, cuidando tu espalda. ¿Y tú, estás cuidando la mía?” – Lohana Berkins, 1965-2016 activista trans Argentina
Con los ojos húmedos, recuerdo a Antonio Pantojas, al gran actor que como travesti hizo tantas veces los improv y stand ups más políticos que he escuché de adolescente. Fue sin duda una de las personas que más me politizó. Pantojas fue mi amigo, no tan cercano como una amistad íntima, pero amigos. Hoy recuerdo su entrevista para el suplemento En Rojo de Claridad y la portada, ya famosa donde preguntaba preguntaba o demandaba saber ¿Dónde está mi lugar en la revolución? Esa pregunta la hizo hace décadas, Pantojas siempre fue visionario, y soñó antes que muches de nosotres con la libertad.
Hoy, quiero hacer un comentario sobre las muchas protestas, el Paro nacional, el Perreo combativo1 y esta coyuntura, complicada de eventos históricos en Puerto Rico donde un pueblo indignado sacó al gobernador de turno sin necesidad de elecciones. Advierto que el comentario lo voy a hacer desde la perspectiva queer, resaltando su visibilidad y su participación en las mismas. Aunque no es mi intención invisibilizar o ignorar las muchas y diversas comunidades y grupos de gente que nos unimos, sin embargo, es para mi importante contribuir y resaltar la participación, visibilidad y contribuciones de las comunidades LGBTQ+ y lo mucho que hemos caminado para estar donde estuvimos durante las diversas demostraciones que se llevaron a cabo para expulsar a Ricky de la gobernación.2
Estamos en todxs ladxs, también somos pueblo.
No me cabe duda de que las comunidades LGBTQ+ se sintieron convocadas de muchas maneras a las protestas y al paro. Nosotres también perdimos amigues o familiares durante o después de María, nosotres también pasamos hambre, hicimos filas para gasolina, para supermercados, en las ATH, y nosotres también esperamos en salas de hospitales hacinadas que trabajaron sin recursos y apoyo del Estado. Nosotres también perdimos techos, empleos y casa. Nos angustiamos tratando de comunicarnos con familiares y amigues, a veces caminando millas tras una señal para poder usar el celular. Nosotres también tuvimos que navegar la turbulenta burocracia que muchas veces hizo inaccesibles servicios esenciales del Estado. Nuestres trabajadores sexuales también sufrieron y pagaron con hambre la injusticia del toque de queda. Pero también hemos sufrido PROMESA y nos han cerrado las escuelas, y
hemos visto la deforma laboral desaparecer derechos que ya teníamos, muches también hemos visto nuestras pensiones reducirse o aún están amenazadas. También hemos estado en el aeropuerto, con el taco en la garganta despidiendo algún familiar, algún amigue preguntándonos en silencio cuál será el próximo. También nos desesperamos en los cruces sin semáforo, y nos preocupan tanta carretera a oscuras. El país que te desmontaron a ti es el mismo que le desmontaron a otres. Desde afuera, la diáspora en general, incluyendo la diáspora queer, recogimos y enviamos provisiones, contactamos organizaciones y ayudamos a asegurarnos que también las familias queer recibieran las provisiones y, a veces, medicinas que necesitaban. También desde afuera, y posiblemente antes de que mucha gente en Puerto Rico se enterase, ya estábamos leyendo sobre los escándalos en los contratos desde Whitefish. Nunca creímos los falsos números de muertes reportados por Rosselló, nos indignó la incompetencia e indiferencia que mantuvo comunidades enteras por un año o más sin electricidad. Desde afuera y desde adentro, heterosexuales y comunidades LGBTQ+, lloramos juntes el homenaje a nuestras muertes representado con sus zapatos frente al Capitolio, muchas y muchos apoyamos la demanda legal del Centro de Periodismo Investigativo que nos permitió confirmar que miles de puertorriqueñes residentes de Puerto Rico habían muerto tras el paso del huracán.
Contexto político e histórico en que llegamos al Paro nacional.
Además, en este momento histórico, las comunidades LGBTQ+ acabábamos de sobrevivir, junto con nuestres aliades, una fuerte batalla contra la derecha religiosa y odiosa y contra el ex-gobernador Rosselló, quien traicionó a las comunidades LGBTQ+ en una bochornosa alianza con las iglesias del odio. Digo traicionó consciente de que nunca fue un aliado, sino que traicionó su responsabilidad de gobernar, y por tanto proteger, a todes por
igual. Como recordamos, el ex-gobernador presentó legislación que otorgaba poderes a los fundamentalistas cristianos del odio sobre la constitución. Su segundo proyecto le otorgaba el monopolio a las iglesias del odio para ofrecer las mal llamadas “terapias reparativas”, desacreditadas y prohibidas por todas las organizaciones reguladoras de prácticas clínicas de salud mental en Estados Unidos y Puerto Rico. La lucha fue larga e intensa y hubo un amplio proceso de educación al pueblo; un excelente trabajo de coaliciones liderado por el Comité Amplio en Búsqueda de la Equidad (CABE)3
No solo tuvimos que luchar contra la derecha religiosa. Tuvimos que enfrentar las batatas políticas del nefasto Consejo Asesor (y traidor) en Asuntos LGBTQ+ del exgobernador y su endoso a los proyectos. Tanto el sicólogo Miguel Vázquez Rivera, como el arquitecto Carlos Carrero, renunciaron indignados e hicieron públicas sus renuncias al mismo tiempo que denunciaron ambos proyectos. También renunció el activista y abogado Luis Conti, a quien luego se le vio trabajar activa y visiblemente para que no fueran aprobados los proyectos. Ya desde antes habían habido otras renuncias y al parecer quedaron solo las batatas políticas defendiendo los proyectos, Johanne Vélez, asesora en propiedad de Calidad de vida (código para fundamentalistas del odio) quien también milita en el Concilio de Mujeres; el asesor auxiliar legislativo Alberto Valentín y Cecilia La Luz. Les tres endosaron proyectos que claramente atentaban contra los mejores intereses de las comunidades LGBTQ+ que el infame Consejo asesor pretendía representar. Activistas y comunidades tuvimos que contrarrestar la constante desinformación que salía de les miembres del Consejo asesor y su defensa de mentiras maliciosas. Primero dijeron que los proyectos eran de “consenso”. Falso, nunca se reunieron con los verdaderos activistas LGBTQ+ de Puerto Rico. Después dijeron que los proyectos “no permitían el discrimen”. Falso. Que les niñes LGBTQ+ estaban siendo defendides. Falso. Luego de la develación del chat, concluyo que en el Consejo asesor habían adoptado la misma actitud y mantra de “la manada” del chat “cogemos de pendejos hasta los nuestros”. Pero no lo lograron.
El chat develó, entre muchas otras cosas, la homofobia rampante en las más altas y masculinas esferas del Gobierno de Puerto Rico. No era que Rosselló tenía miedo a los fundamentalistas del odio. No era que los fundamentalistas del odio tenían demasiado poder. No era que había un supuesto consenso entre iglesias y comunidades LGBTQ+. La verdad era otra. Simplemente nos despreciaban y éramos objeto de mofa en el chat. El clasismo, la misoginia y homofobia en el chat son abrumadores y explicaron claramente las políticas públicas y acciones tomadas por Fortaleza: no querer recibir a las feministas, no querer declarar un estado de emergencia ante los feminicidios y retirar el currículo de perspectiva de género de la educación de nuestres niñes, entre otros. La manada corría salvaje e impune. Mientras culpábamos casi exclusivamente a Tata Charbonier y a la derecha religiosa, en realidad también éramos víctimas de la manada, de su homofobia y de su misoginia. El gobernador no tenía ningún reparo moral en ceder a los pedidos de las iglesias del odio, posiblemente coincidía con ellas o seguramente no le importaba. El desprecio por les otres (pobres, mujeres, comunidades LGBTQ+, personas obesas o con ideologías distintas) es sentimiento que permea y reina en lo que vimos del chat. No había una sola mujer en el chat.
Así que, en este contexto, la historia nos sorprendió a las comunidades LGBTQ+, ya calientes, y actives, todavía puestes pal problema. Derrotar los proyectos resultó ser un ensayo para los próximos retos, incluyendo botarlo a él, al que presentó los proyectos en nuestra contra3, a quienes se burlaron de nuestres muertes.
Fue fácil auto-convocarnos. Nuestra rabia e indignación, no se habían dormido todavía. De luchar como comunidades LGBTQ+ luchando contra los proyectos malditos de Rosselló, pasamos a integrarnos a una comunidad más grande, al pueblo unido en la indignidad, en el coraje, pero también unido en la certeza que éste y cualquier gobierno nos debe respeto, nos debe el reconocimiento de nuestra humanidad y nos debe los derechos asignados y logrados para todes les humanes4.
Me conmovió ver la protesta LGBTQ+ con sus aliadxs revelarse y develarse, allí frente al Capitolio tanto como frente a la Fortaleza y todo Viejo San Juan diciéndole a Ricky y su manada que follamos como nos da la gana y con quien nos da la gana, si nos da la gana. Resaltando que follar entre hombres no es misoginia y que su homofobia, la homofobia de la manada, la homofobia institucionalizada en su partido de gobierno, tiene costo político. Esa manada la reconocimos a primera vista porque la hemos enfrentado ya antes, muchas veces, hombres chiquitos riéndose y teorizando cómo follamos los gays y fantaseando que con nuestro follar realmente apoyamos el patriarcado del que se nutren ellos. Siempre a las espaldas del objeto de mofa, nunca de frente, te envían los troles. Y es la misma manada para la cual todas las mujeres son putas, objeto de burla, seres inferiores, y su impunidad siempre reside en su cobardía, no dan de frente, envían troles, apuñalan por la espalda. Los hemos visto en las
en las barberías, en nuestros trabajos, en nuestros vecindarios, en nuestros partidos políticos y a veces hasta en nuestras amistades. Les conocemos.
La Pat(e)ria5 también se suda y en la protesta le tiramos el sudor a Ricky frente a su casa, de la cual fue desahuciado, como fueron desahuciadas tantas otras personas que él y su gobierno desprotegieron y olvidaron después de los huracanes, la banca ha hecho fiesta con les desempleades y los pagos atrasados de gente que trataba de reponerse del huracán María, y mientras unes trataban de sobrevivir, la manada se burlaba en su chat, un jerk circle asqueroso, nada sexy. La gente tirada a la calle por la banca son víctimas de desahucios injustos, el desahucio de Ricky, el jefe de la manada fue justo y necesario. Por eso mis comunidades LGBTQ+, se tiraron a la calle, a exigir dignidad, a reclamar su humanidad, a mandar al carajo a Ricky, a veces con sus gritos, a veces con sus gestos, a veces con su performance.
Desde mucho antes de la protesta LGBTQ+ el 21 de julio, exigiendo la renuncia de Ricky, se vieron nuestras banderas LGBTQ+ en las otras marchas. Ondearon frente al capitolio, ondearon en las rutas a Fortaleza, ondearon en la Plaza de Armas y ondearon frente a la Fortaleza, y también ondearon en las plazas de San Juan donde la expresión queer se unió a otras expresiones y le mostró a los demás manifestantes de qué estamos hechos. También ondearon, libres y felices, en el Paro nacional. Marchamos sin miedo, sin disculpas, en una amplia gama de expresiones de género, incluyendo las expresiones no binarias, incluyendo expresiones de género tradicionales y las no tradicionales, y se llenó
San Juan por varios días de expresiones artísticas y culturales, bailes y consignas queer se escucharon junto a muchas otras consignas. Quedó claro para muchas y muchos que todes exigimos que se fuera Rosselló y que esta vez, los colores partidistas no nos dividieron, como tampoco nos dividieron con los proyectos de ley de Rosselló, como no nos tragamos las mentiras del consejo de relaciones publicas pseudo LGBTQ+, como no aceptamos el perdón de macho cobarde que pide perdón sin saber por qué lo hace. Ya conocemos y reconocemos ese perdón. Lo hemos escuchado de nuestros bullies, cuando son descubiertos, de quienes nos discriminan y nos botan o nos marginan y luego pagan en las cortes, de quienes nos asesinan camino a recibir sus sentencias, conocemos ese perdón, y sus justificaciones: el estrés, el miedo, la “sorpresa”. También conocemos el “ese no es el verdadero yo” y ya estamos hartas y hartos de escucharlo, conocemos ese perdón que nada tiene que ver con nosotres pero si con la sobrevivencia del agresor. Que fácil nos fue marchar. Realmente cuando Ricky Martin, llamó a la protesta, muchxs ya nos estábamos poniendo los tacos, las botas, las tenis y los zapatos; el brillo, los binders, faldas y pantalones, y hasta los bigotes, para la pelea.
A diferencia de luchas anteriores, como la primera lucha contra la sodomía en el código civil, donde estuvimos soles, o a diferencia de aquella primera marcha LGBTQ+ hace ya casi 30 años, donde unas 300 personas marchamos soles, un poco intimidades, esta vez fue diferente. Se sintió el respaldo de muches, de casi todo el Paro nacional. También se sintió el respaldo no solo
de Ricky Martin, de quien se mofaron personalmente en el chat, sino de muchos artistas puertorriqueñes, no solo internacionales como Ednita Nazario, Kany García, Mima, Olga Tañón, Yolandita Monge, Bad Bunny, Residente, Tommy Torres y ¡hasta Anuel! Casi todos los mensajes que se hicieron desde plataformas públicas, denunciaron y repudiaron la homofobia junto a la corrupción, la misoginia y el desprecio del chat. Que no lo dude nadie, sin ese apoyo externo, como quiera hubiéramos marchado, esa lucha había que darla, pero me llenó de alegría el apoyo general, nuestro trabajo, el trabajo de base de organizaciones comunitarias como CABE, de organizaciones de servicios como Coaí y CoNCRA, de las iglesias de puertas abiertas, de la COA, que organiza la parada, han dado buenos resultados. Mientras más nos conocen, menos miedo nos tienen, más nos reconocen.
Y marchamos como siempre marchamos, celebrando nuestras vidas, bailando, vogueando, gritando, indignados, desafiantes y felices. Una de las cosas que más me impresionó fue que en el Paro nacional, así como en otras marchas convocadas por otra gente, entre
tanta bandera puertorriqueña, por instantes se colaba una bandera de arcoíris, o una bandera trans, y es que muchas y muchos no marcharon en algún contingente LGBTQ+, escogieron marchar es sus respectivos contingentes, con compañeres de trabajo, sus uniones, sus familias, o con les artistas, o con agricultores, o con organizaciones de salud, estuvimos en todas partes representades. A mí eso me dice que hubo muchos espacios seguros para la gente LGBTQ+, que muchos corillos fueron receptives, que se nos reconoció como parte del pueblo indigna-
do pero también muchas veces como parte agraviada, con derecho a denunciar y a reclamar. Entendí que ya no hay tanta necesidad de segregarnos, porque otros espacios, que también son nuestros, así lo reconocen. ¿Qué mejor visibilidad que, además de “la nuestra”, la que se dio dentro de otros corillos, desde otros grupos y organizaciones, permitiendo a la gente ver que somos tridimensionales, que sí somos gays, o lesbianas, bisexuales o trans, o tal vez no binarios, pero además de eso, somos agricultores, o somos de Moca o Hatillo, de Ponce o Mayagüez, que algunes somos unionados y otres somos chefs, bailarines o estudiantes, que algunes corremos motora y otres sabemos, cantar, recitar o perrear. Mucha gente tal vez pudo ver que, si miran más allá de la apariencia, de la
orientación sexual o el género escogido, pueden identificar que no somos tan diferentes, pero también que las diferencias son casi siempre ganancia.
El perreo intenso – El de la escalinata ¡Reivindicación!
Y llegó la noche del perreo. El trap y el regatón inundaron el Viejo San Juan. Me cuentan que hasta en la Sombrilla rosa, negocio en la calle San Sebastián, ponían salsa y la gente exigía trap. La gente, sobretodo la gente joven, esa noche perreó. Quiero dejar claro que hubo perreo en todo el VSJ. Hubo perreo combativo convocado por el Colectivo Guayoteo en la calle Fortaleza. También hubo perreo en la Plaza
de Armas el cual fue convocado por DJ Kelvin el Sacamostro. Y también hubo perreo intenso y combativo, en las escalinatas de la catedral católica convocado por Perra Mística y Kaya Té, dos DJs queer. También me cuentan de un perreo improvisado con bocinas de carros parqueados en la calle Recinto Sur.
El perreo más reseñado, reseñado de forma sensacionalista pues la prensa no pudo o no quiso reconocer su carácter político, fue el de las escalinatas de la catedral. Allí, en esas escalinatas, todes juntes, LGBTQ+ y heteros, maricones, buchas y femmes, trans y cis, y no binarios, jóvenes y no tan jóvenes, soltaron sus cuerpos, entregándolos en abandono lúdico, al ritmo, al goce. Sudando y perreando, hasta abajo. Eso pasó allí en las escalinatas de una de las instituciones que más nos ha perseguido, que continuamente ha intentado controlar nuestres cuerpes, no sólo desde sus púlpitos, sino
cabildeando para que no se eliminen las leyes de sodomía, las leyes que asignan vestimenta de acuerdo a la genitalia, guardianes arbitrarios de conceptos como “decencia” y “valores” que son utilizados constantemente contra gente pobre, contra jóvenes, contra mujeres, y contra la gente queer. La iglesia católica es una de las instituciones que más obsesionada ha estado con nuestra genitalia dictando lo que podemos hacer o no con ella; es la institución cómplice de las terapias de conversión/tortura. Es la institución que nos quiere obligar a parir y parir y parir cuando ellos quieren. La institución que se opone a los contraceptivos y quiere que te sientas culpable cada vez que tengas sexo, cada vez que pidas condones, cada vez que tienes sexo y no es la aburrida posición misionera. Y no lo hacen sólo desde sus púlpitos, sino cabildeando con legisladores, gobernadores, y hasta jefes de agencias para que sus leyes y reglamentos obliguen a los demás, al pueblo, a obedecer los conceptos arcaicos de su minoría.
¿No les hace sentido que la convocatoria queer al perreo fuera precisamente en esas escalinatas, donde desde ya, hace unos escasos días se lo habían advertido escribiendo “muerte al patriarcado” en sus paredes? Para mí el perreo intenso y combativo fue uno de los actos políticos más contundentes que se ha presenciado, despés del Paro nacional. Perrear en las escalinatas de la catedral pudiera muy bien ser el equivalente de quemar la bandera estadounidense. La una coloniza países, la otra coloniza cuerpas y cuerpos, ambas colonizan nuestras mentes.
Yo veo la relación entre la iglesia católica y la manada, la relación entre las iglesias fundamentalistas del odio y la manada. La iglesia católica es y ha sido reproductora del patriarcado por siglos. Aferrada a la supremacía del hombre y la sumisión de la mujer, aferrada a sus conexiones con el gobierno para que se nieguen nuestros derechos, y se adueñen de nuestros cuerpes. Les recuerdo que estamos hablando de construir un país nuevo, de que no queremos corrupción, pero tampoco queremos patriarcado. No fue un accidente, teníamos que bailar allí.
Fue un levantamiento popular el que le tumbó la cabeza al exgobernador Rosselló. Y fuimos parte visible
de ese momento histórico, como lo fueron las mujeres, como lo fueron lxs jóvenes, como lo fueron maestres y estudiantes. No quiero invisibilizar a nadie, quiero resaltar que las comunidades LGBTQ+ que también dijeron presente nos integramos, no nos segregamos. El paro fue un espacio seguro para nosotres.
Siento tristeza porque Pantojas no haya podido ver esta revuelta popular, donde botamos a un gobernador por corrupto y desgracia’o. Con mucho respeto a su memoria, quiero asumir que estaría contento. Quisiera contarle cómo la homofobia fue condenada desde tantos espacios y plataformas y que nuestro agravio fue reconocido y denunciado y también causó indignación en casi todos los sectores.
Decirle, orgulloso, que en esta revuelta estuvieron nuestras comunidades, estuvo la L y estuvo la G y también las dos T y también estuvo la B y estuvieron las Q presentes, visibles y sin pedir permiso para ser como somos, y probamos que también podemos sobrevivir el pepper spray y el gas lacrimógeno, y que podemos trepar muros y tumbar barreras y que también como a tantas otras comunidades, nos han quitado tanto que ya perdimos el miedo. ¡Y decirle que perreamos hasta abajo! Y quiero pensar que Pantojas estaría sonreído y feliz, y que en este momento histórico encontramos la respuesta: nuestros agravios son los del pueblo, nuestro sufrir es el del pueblo, nuestros muertos son finalmente también del pueblo, nuestra indignación es la del pueblo, nuestro lugar es ese, con el pueblo, iguales, pero también diferentes.6
También quisiera decirle que esta columna se la dedico a él, quien siempre, siempre, me inspiró y que de adolescente me enseñó que querernos a nosotres mismes y que ser mariconas o maricones, no es una limitación, es el regalo que traemos a la mesa, donde tenemos ya un asiento. El futuro ya nunca será el mismo.
Sígueme en las redes sociales/Follow me!
Footnotes
- Bautizado también “perreo intensivo”
- Muchos de la diáspora no estuvimos presentes físicamente en Puerto Rico, pero brindamos apoyo sólido en las redes sociales y participando de marchas y demostraciones en nuestras múltiples y diversas geografías.
- Los proyectos realmente podían afectar a toda persona en Puerto Rico, el derecho a que servidores públicos negaran servicios basado en sus creencias religiosas, y otro proyecto que le daba el monopolio de las Terapias de conversión a las iglesias del odio, y total autoridad a los padres para llevar sus hijxs a dichas terapias.
- Reconociendo la complejidad del término “humano.”
- Le debo este concepto a Manolo Estavillo quien lo utilizó en una columna para el En Rojo Queer del Periódico Claridad
- Quiero reconocer que todavía hay mucho trabajo que hacer, mucha educación y reconocer que todavía existe la violencia y el discrimen, no quiero invisibilizar eso y cantar Kumbaya, sino resaltar que se han dado los primeros pasos y al menos aprendimos que podemos marchar juntxs.
Leave a Reply
Your email is safe with us.