Una tarde, que aún recuerdo como ayer, estaba en casa de mi vecino, ambos teníamos 15 años, yo acababa de ser aceptado a la UPR, el estaba en grado 11. No recuerdo porqué comenzó el juego de manos pero nos empatamos a pelear, creo que fue por un disco. De repente y sin que nadie me avisara, allí en el piso de su cuarto, estábamos teniendo lo que los gringos llamarían “very hot sex”. Luego de los orgasmos, corrí a mi casa, me bañé y me tiré en la cama a mirar el techo. ¿Dos hombres podían hacerlo igual que un hombre y una mujer? Digo, en teoría creo que lo sabía pero cómo que no lo “sabía” de veras hasta que “me pasó a mi”. No nos atrevimos a mirarnos a la cara cómo por una semana. Esto se repitió por unas tres semanas, luego de eso, ya ni bochorno nos daba. De hecho saliamos juntos en parejas con nuestras novias a las que no podiamos esperar a acompañar a sus casa después del cine o de un baile, para ir a “conocernos” biblicamente. ¡Que mucho salté su verja después que sus padres se acostaban!
Sin embargo, en casa, mientras miraba mi techo, era diferente. Yo quería entender aquella pasión, aquel deseo incontrolable. Estaba seguro que si lo conocía y entendía mejor, podría ponerle riendas, hacerlo mío y no al revés. De algo si estaba seguro, no era homosexual, yo no quería ser ni mujer ni estilista. ¿Era esto una fase?, ¿Era yo bisexual? Bisexual, de hecho, me sonaba bien cool. Pero no sabía como iba a acomodar eso con mi futuro: una carrera, una esposa vitalicia y una parejita de hijos, (un nene y una nena).
Luego de escapar de mi casa, aún adolescente, me lanzé en una exploración plena de mi sexualidad, de mis deseos. El cielo era el límite. No sólo porque así dice la frase, sino porque había aprendido que mi deseo me tenía el cielo prohibido. Lo que en ese tiempo me importaba poco pues teniendo sexo con otros hombres ya me sentía en las nubes. Y nunca regresé hasta que….
De nuevo se discuten en estos días las infames “terapias reparativas”1. Esta vez ante la revelación de que el afeminado esposo de Michelle Bachman2, Marcus Bachman, utiliza su clínica (que recibe fondos federales) para “curar” homosexuales con terapias cristianas3. Las terapias reparativas han existido por muchísimos años y no son exclusivas de EUA. Todavía recuerdo a un buen amigo mío a quien su padre drogó y secuestró a la República Dominicana en los primeros años de la década de los 90. Mi amigo sufrió vejámenes que rayaban en la tortura. Su padre, un reconocido comerciante de Bayamón que asistía a la misma iglesia que mi padre, no soportaba tener un hijo maricón. Este adolescente luego de varias semanas pudo convencer al doctor que había cambiado a heterosexual y que necesitaba volver al hogar y a su familia para fortalecerse. El doctor, o le cogió pena o le creyó y aprobó su regreso a Puerto Rico a pesar de que mi amigo nunca pudo mostrarle una orgullosa erección en respuesta a las fotos pornográficas de mujeres con que lo bombardeaban.
En el pasado, muchos hombres adultos han entrado voluntariamente a estos tratamientos, la mayoría con algún tipo de conexión religiosa y que se han agrupado en un movimiento que se autodenomina el “Movimiento ex-gay.” Los resultados que estos grupos reclaman son sospechosos y de hecho, hay otro movimiento que se llama el “Movimiento ex ex-gay.” Que agrupa toda la gente que ha entrado al movimiento ex-gay y fracasado en su empeño de cambiar de orientación sexual.
No es sorprendente que muchas organizaciones de la comunidad LGBT denuncien el movimiento ex-gay como uno de falsos profetas. Para hacer esto han reclutado a científicos, psiquiatras y psicólogos que advierten que estas terapias son engañosas y que no logran cambiar la orientación sexual 4. Además se han comenzado a documentar los efectos a largo plazo de estas terapias, entre ellos alcoholismo, depresión e incluso suicidio. Para mí es importante que las organizaciones LGBT combatan este movimiento con ciencia, pues muchos y muchas de las que solicitan su ayuda, son padres y madres preocupados y/u obsesionados con cambiar la orientación sexual de sus hijos e hijas adolescentes. Much@s de los cuales serán enviados a estos campamentos de oración forzada (“pray the gay away camps”). Para mí es importante que se difunda la información científica que denuncia cuán dañinas pueden ser estas terapias y ofrecerle esta información a padres que realmente quieren conocer sus opciones y así evitar que niños y niñas sufran estos vejámenes.
Sin embargo, pienso que en atender esta necesidad, hemos desatendido otro asunto igual de importante. Y es la reafirmación de que muchos de nosotros y nosotras, no nos interesa resolver el issue de si se puede o no cambiar la orientación sexual, ¡porque no queremos cambiar! Es importante que se diga y se repita, a mi me gusta quien soy, no quiero cambiar.
Entiendo que puede ser más rentable política y legalmente hablar de inmutabilidad y reclamar que la orientación sexual, heterosexual y homosexual es fija, (lo que también le dá mucha tranquilidad a los heterosexuales y les permite dormir mejor.) Pero es importante que recordemos a quienes no nos conocen, que nuestras vidas, no son esas vidas trágicas que a veces los medios noticiosos y/o de entretenimiento y distorsión nos presentan.
Si me pidieran que comparara mi vida con una película, sería Priscilla, Queen of the Desert. Mi vida ha sido un viaje, por diferentes paisajes y territorios, con amigos y amigas divers@s, persiguiendo tal vez la felicidad, el placer, la novedad, y en el camino descubriendo además, la amistad, la solidaridad, la hermandad, el dolor y la pérdida. Conociendo a través del viaje, mis cualidades fuertes y las no muy fuertes. Aprendí a llorar, sin miedo, sin vergüenza y aprendí a vivir, como muchas y muchos aprendí a hacer limonada con los limones que encontré. Forjando principios y éticas de vida, aprendiendo a honrar otras vidas, aprendiendo a decir adiós, y siempre dispuesto a decir hola. Puede decir el lector o lectora que me lee, que esa también ha sido su vida, y que ese viaje es el mismo independientemente de la orientación sexual. Estoy de acuerdo. Pero si no quiere usted cambiar la suya, ¿por qué se asume que yo quisiera cambiar la mía?
Y nunca regresé hasta que… pude fortalecerme, hasta que aprendí a aceptarme a mí mismo. Hasta que aprendí a derivar placer de retar las estrictas gríngolas que la construcción de género inflexible nos imponen (hay que redimir lo lúdico diría una ex-profesora). No quise volver hasta no poder retarme a mí mismo a escapar de esa cárcel heteronormativa que se construye alrededor de la ilusión de un género, torturado y encadenado en un matrimonio polígamo no consensual, con la orientación sexual y con la biología. No volví hasta que comprendí que para escapar la cárcel del género y para sobrevivir, no solo yo, sino mi comunidad, también tenía que cuestionar, retar y tal vez destruir las instituciones de la iglesia, la nación y la familia.
No volví hasta mucho después de enchularme de Héctor, o de Pedro y hacerle el amor en su motora. No volví antes de enamorarme de Michael, el italiano, y de Michael, el Griego, y Michael el de Santa Cruz. Esa santísima trinidad siempre la recuerdo al mismo tiempo porque fueron contemporáneos. No volví antes de enamorarme ciegamente de David Morales y de perderlo.
No volví antes de poder redefinir y poder apropiarme de una definición de familia que no está atada a lo sanguíneo, y conocí más hermanos; Tomás Vazquez, Feliciano Rodríguez, Charlie Pérez y Manuel Sánchez. ¡No quise volver sin haber ido a todos los partys de mujeres de Jurutungo! Ni de incluir en mi familia a mujeres como Aíxa Ardín, Olga Orraca, Lilliam Irizarry, Liza Gallardo. Hombres cómo Sebastián Colón e Isaac Kwock enriquecen mi vida de formas inimaginables, todo el tiempo. De hecho, recientemente, con mi madre biológica saliendo de una coma en el hospital, fueron Lilliam, Aíxa y Liza quienes me cargaron, nutrieron y cobijaron durante días de gran debilidad, vulnerabilidad y miedos.
No quise volver sin saber lo que es vivir vestido de mujer por varios meses. Ni quise regresar antes de haber amado a un hombre trans.
Y al regresar, regreso celebrando, una vida llena de experiencias buenas y malas, que me han forjado y me han guiado y me han dado alegrías y dolor. Experiencias que tal vez al igual que tú con tus experiencias, no cambiaría por nada porque gracias a ellas soy hoy quien soy.
Así que cuando oigas de Terapias reparativas, de aversión o de oración para cambiar la orientación sexual de homosexuales, recuerda, no sólo no funcionan, no sólo son dañinas. Además de informarle a la persona que la Asociación Norteamericana de Psicología condena éstas terapias y advierten de posible depresión y suicidio y que no hay un ápice de evidencia sólida de que den resultado, ¡También recuérdale que, a la gran mayoría, tampoco nos interesan, no queremos cambiar!
Tom Robinson – Glad To Be Gay

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- Una serie de métodos enfocados al cambio de la orientación sexual de homosexuales y bisexuales para convertirlos en personas heterosexuales o para eliminar o disminuir sus deseos y comportamientos homosexuales. Se han probado muchas técnicas, incluyendo la modificación del comportamiento, la terapia de aversión, el psicoanálisis, la oración y el consejo religioso. – http://es.wikipedia.org/wiki/Terapia_de_reorientaci%C3%B3n_sexual []
- Candidata en las próximas primarias del partido Republicano Estadounidense para el cargo de President@ de USA. Una de las favoritas del sector del “Tea Party”. []
- http://theweek.com/article/index/217149/is-michele-bachmanns-husband-trying-to-cure-homosexuals []
- http://www.hrc.org/reparativetherapy/ []
Footnotes
- Una serie de métodos enfocados al cambio de la orientación sexual de homosexuales y bisexuales para convertirlos en personas heterosexuales o para eliminar o disminuir sus deseos y comportamientos homosexuales. Se han probado muchas técnicas, incluyendo la modificación del comportamiento, la terapia de aversión, el psicoanálisis, la oración y el consejo religioso
- Candidata en las próximas primarias del partido Republicano Estadounidense para el cargo de President@ de USA. Una de las favoritas del sector del “Tea Party”.
- http://theweek.com/article/index/217149/is-michele-bachmanns-husband-trying-to-cure-homosexuals
- http://www.hrc.org/reparativetherapy/
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