Ya todo el mundo conoce del arresto de Carmen P. Ayala Hernández y su hija Carmen M. Figueroa Ayala, vecinas del sector El Cerro, en el barrio San Antonio de Naranjito. Sus nombres y su geografía, además de sus rostros recorrieron el “walk of shame” o “perp walk” de los medios noticiosos y redes sociales tan pronto fueron arrestadas por intentar cambiar un cheque del Programa de Asistencia de Desempleo Pandémico (PUA, por sus siglas en inglés) por $9,390. A ambas, madre e hija, se les halló causa probable por los delitos de usar una licencia de conducir falsificada, robo de identidad, tentativa de fraude y tentativa de apropiación ilegal de fondos públicos. Las mujeres fueron consideradas tan peligrosas que de inmediato les fijaron la fianza en $400,000 dólares a cada una, 100,000 dólares por cada cargo. Sospecho que no hubieran podido pagar una décima de la cantidad fijada, pero la fianza en Puerto Rico es, para los pobres, parte del castigo, de la mano dura. A nadie sorprendió que fueran ingresadas de inmediato a la cárcel. La justicia con su mano dura es eficiente cuando se trata de mujeres pobres. La última vez que pregunté por ellas, el viernes 25 de abril todavía no habían sido entrevistadas por algún abogadx. Cabe preguntar, ¿Por qué escogieron los medios, o la policía, ponerle cara de mujer pobre al fraude del PUA? ¿Fueron las únicas fichadas?
Un amplio recorrido por los medios nos deja ver múltiples noticias sobre arrestos. Ninguna otra noticia respecto a este tipo de fraude (al PUA) que encontré menciona nombres, lugar de residencia, ni nada que pueda identificar personalmente a las personas arrestadas. Así debiera ser para todxs. Para los otros arrestos en la prensa y redes sociles la descripción es mucho más discreta. Se refieren a “las personas arrestadas” “los arrestados” “se había arrestado a 10 personas”; “hasta ayer un total de 32 personas habían sido arrestadas”; “Dos individuos fueron arrestados ayer”; “se han realizado 23 arrestos y se han recibido un total de 18 querellas.” “Dos personas fueron arrestadas hoy” en fin, entre más de 15 fuentes, solo encontré un nombre adicional de otra mujer y un solo nombre de hombre, cero fotos. No denuncio el que no se publicaran los nombres, asumo que todxs son personas privadas y que a todos y todas les cubre la presunción de inocencia. Denuncio que ese privilegio se le negó a esta madre y su hija. Cabe preguntar, ¿Por qué escogieron los medios, o la policía, ponerle cara de mujer pobre al fraude del PUA?
Avergüenza que conocemos que hay personas de dinero, que no necesitan robar, que también se apropiaron del dinero otorgado por el PUA. A esas personas nunca las conoceremos. Se rumoró que había un pequeño grupo que estudiaba en el Colegio San Ignacio, y que una vez estudiantes y sus progenitores se jactaron de la proeza, otrxs estudiantes de otros colegios privados hicieron lo mismo. Esa noticia la callaron más rápido que lo que le tomó a la Juez poner la fianza a ambas mujeres, 100,000 por cada caso, 400,000 cada una por apropiarse de 9,390 dólares. Cabe preguntar, ¿Por qué escogieron los medios, o la policía, ponerle cara de mujer pobre al fraude del PUA?
A lxs jóvenes adineradxs así como a lxs adultos “conectadxs”, Así como lxs “amigos del alma” y lxs hijos de colegas a quienes algunos corrieron a ofrecer públicamente su “apoyo incondicional” se les brindarán oportunidades, las atenuantes lloverán y crecerán como ríos de agua viva: restitución (ellxs sí pueden); inmediato tratamiento psicológico (siquiatrico puede afectar su futuro); Arrepentimiento, (lo siente muchísimo, llora de noche); reporte excelente de la o el “social” que le visitó a su residencia en urbanización cerrada en Guaynabo con sus amorosos padres (cero caseríos, cero barriadas pobres, esas residencias solo apuntan a posible reincidencia,); Son estudiantes de A, estudiando en prestigiosos colegios; Son padres de familia responsables; No tiene antecedentes penales (¡Que difícil para personas negras y pobres no tener esos antecedentes!) En fín, hacía falta ponerle una cara al fraude del PUA, una cara que no se pareciera a la “clase media, o clase política, o clase alta” ¿Que alternativa mejor que la de dos mujeres, una mayor, y la otra anciana? Así podemos justificar nuestros odios, el odio a lxs viejos, el odio a lxs pobres y nuestro pan de cada día, el odio a las mujeres.
Sígueme en las redes sociales/Follow me!
Leave a Reply
Your email is safe with us.