Todos los días en mi newsfeed veo el rostro de algunos amigos o amigas que han utilizado un app que les deja saber como se verían si fueran del sexo opuesto. A veces sonrío, pero no puedo evitar sentir una pequeña incomodidad. Siento incomodidad porque además de la distracción o diversión que cause entre tus amistades, pienso que el app de forma subliminal refuerza mitos y creencias sobre lo “opuesto” de los sexos, sobre como se deben “ver” los sexos. También siento incomodidad porque aunque puede tal vez satisfacer alguna fantasía fetichista de verte a ti misma transgredir el sexo que se te asignó al nacer, para nada toma en cuenta a las personas que crecen y durante sus años de vida aspiran a una representación de género diferente a la que se les asignó al nacer. Conozco demasiada gente que han tenido que dedicar sus vidas a ese proceso de afirmación de su género. Conozco por ejemplo de los riesgos de salud, los riesgos de medicina callejera, los múltiples, costosos procedimientos quirúrgicos. Conozco la crueldad de querer o tener que conformar esa afirmación de género con unos valores y estéticas de belleza y femineidad o masculinidad siempre Arios Europeos. El app, de hecho que me parece que los “atributos” femeninos que añade son, automática o exclusivamente, Arios Europeos, no he visto facciones caribeñas o africanas, no he visto afros ni representaciones étnicas variadas en el app. No olvido que este problema de la representación de lo que es masculino o femenino y su contenido racial es un problema que confrontamos también mujeres y hombres cis, no hay que cambiar de sexo para experimentar las jerarquías opresivas en esas representaciones.
Hay muchos otros riesgos, uno de ellos es el exilio casi asegurado. A veces al decidir afirmar tu género la familia te exilia, tienes que renunciar a tus primxs, a tus tíxs, hermanxs y a tu madre o a tu padre. Pero aún con una familia que te apoye posiblemente tengas que irte,

Tomado de las redes
en busca de comunidad, de mejores servicios médicos, de formas menos precarias de empleo, o al menos, a otra nación donde al menos las políticas públicas provean algunos remedios o protecciones. El app lo hace verse todo tan fácil. No es tanto el “como te verás”sino “todo lo que tiene que pasar” para poder afirmar tu género.
Otros riesgos cuando en la vida real se trata de “vernos como el sexo opuesto al asignado” son; la violencia gratuita y diaria, el rechazo constante, el trabajo siempre precario y la sexualización y exotización persistente a quienes afirman un género diferente del asignado al nacer. La trata de mujeres trans es un problema global pero también lo es la mano siempre dura contra ellas, los acosos policiacos en las plazas públicas y sitios de reunión o trabajo, y el “fast-track” al complejo industrial carcelero.
Claro, puede haber cosas positivas en el uso de este app, el hecho de que hombres consientan a una imagen propia feminizada pareciera ser un adelanto, aún cuando también es un chiste. El hecho de que se presente la idea de que todas y todos al menos jugando nos atrevemos a cambiar de sexo pudiera también ser positivo, pero pues, disfraza y hace invisibles los cientos de obstáculos y peligros de quienes deciden o tienen que hacerlo fuera del app, en la vida real. Esa pienso que es mi incomodidad, cada vez que veo el app utilizado en Facebook. Esta corta nota no aspira a que se deje de utilizar el app, (¡Que se siga utilizando!) pero sí, aspira a por lo menos añadir un poco de contexto y reflexión a su uso.
Disclaimers/negantes
- No tengo nada en contra de quienes han utilizado el app.
- No tengo nada en contra del uso del app.
- No creo que el app tenga otro propósito que no sea el de “entretener” y claro, minar tu data (data mining.)
- Confieso que me reí muchísimo con la parodia del app donde el cambio de Jay Fonseca nos lleva a Jennifer Gonzalez.
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