Yo todavía no sé como pasaré el día de hoy, aniversario del huracán. No dice en ningún sitio que debemos recordar todos los aniversarios. Pero no podemos negar que el Huracán María en un sentido nos cambió la vida. ¿Cómo no recordarlo? Posiblemente lo haga solo, con la perrastra, cómo solo pasé todas esas primeras horas tratando de saber y entender que pasaba, buscando la mínima noticia. Aunque solo, realmente nunca me sentí solo, la diáspora estaba presente en las redes tratando de informarnos las unas a los otros desde el exilio, sedientos de saber de nuestras familias, amistades, comunidades, de nuestra isla, nuestro país. Nos acompañamos en decenas de recaudaciones, donde después del abrazo fuerte, la primera pregunta era si habíamos podido hablar con nuestros familiares, o al menos saber algo de ellxs. Tal vez quiera pasar este aniversario con gente y llorar, recordando las muertes en general, las negadas, las que tuvimos que pelear para conocer, las que ahora, gracias al Centro de Periodismo investigativo, conocemos y reconocemos.
Este septiembre, mes del aniversario del Huracán María es profundamente doloroso, hemos descubierto que al parecer muchos de nuestros esfuerzos y sacrificios para enviar provisiones se estrellaron contra la burocracia, la ineficiencia y el desdén criminal. En este mes de aniversario comprobamos como la priorización de chanchullos y lucro costó vidas. Admito que no conocía el nivel de pobreza en Puerto Rico hasta que el huracán se llevó los techos, y paredes y ventanas de casas pobres, frágiles, hasta ver cuán fragiles eran las entradas o salidas a comunidades enteras. Por primera vez entendí Puerto Rico como un pueblo principalmente pobre y me pregunto cuanto de este desconocimiento era voluntario. Esa verdad la cargamos ahora en los hombros. Que mucho nos hemos empeñado en imaginar una clase media en Puerto Rico que no existe. En Puerto Rico mayormente hay trabajadores pobres. Conversando con una buena amiga de como en su barrio mucha gente perdió los techos y no tenían agua, ella me contestó que a su barrio el agua había llegado pocos años antes, que ya ellxs sabían vivir sin agua. Es difícil tener una auto estima saludable cuando tu gobierno, alcalde y representantes saben y permiten que tu comunidad viva sin agua potable. Me recuerda una experiencia similar, en una visita a un residencial público que literalmente se estaba cayendo en cantos. Yo pensaba ¿Cómo es posible que estos niñas y niños se levanten y acuesten todos los días en estas condiciones? Es nuestra sociedad la que les dice que merecen vivir así. Son el lucro inmoral quienes se aseguran que no salgan de ahí. Pero desvarío.
Este pasado domingo asistí al Museo del Barrio a ver un panel de gente del mundo de las artes, una de las presentaciones, el estreno de “lense of resilience” (lente de resiliencia), la historia de un rescate y cuatro organizaciones de base comunitaria luego del paso del huracán María. Lense of resilience es un excelente trabajo, del amigo y documentalista Rhett Lee Garcia Figueroa y su equipo de trabajo. El documental nos llevó a septiembre 21, un día después del huracán. La audiencia, en un silencio solemne, comenzó a llorar. No recuerdo una vez donde tanta gente absorta viendo un documental, se uniera en llanto, pero eso fue lo que sentí. La experiencia fue esperanzadora, tal vez porque pudimos unirnos, aunque fuera en llanto ante las imágenes no sólo de destrucción pero de gente trabajando, rescatando, dándose la mano, artistas entreteniendo niñas y niños hablándoles del huracán pero también distrayendo, llevando alegría. Me sentí mejor, sentí que la experiencia fue un poco una sanadora. Recordé a Vuelta Abajo en Mayagüez, Recordé a Maritza Pérez y su pieza Viva María, pieza que visitó los 78 municipios llevando solidaridad y alegría, recordé a Helen Ceballos y mescolanza. La pieza de Rhett también reseña al colectivo Y No Había Luz, a Casa Pueblo, a La Maraña y el Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana. Todxs se tiraron a la calle a aportar, a resolver, a llenar el hueco enorme que representa aun la ausencia de infraestructura de gobierno. Las artes siempre llenan de esperanza, aun cuando la reflexión sea triste. Tal vez deba llorar más, aunque también les digo, después del llanto, nos dimos una cerveza y compartimos. Un poco las lagrimas me hicieron sentir liviano. Recuerden a María como puedan, como quieran, riendo, bebiendo, llorando, solxs o a compañados, pero recuerden.
El huracán María no permitió más que se cubriera la pobreza, la carencia, lo inservible del gobierno local cuando se trata de tomar decisiones propias. La desesperanza es el nuevo normal en un país donde el verdadero Huracán se llama Wall Street personificado en una Junta cruel, fría, y sus vientos son los bonistas, y el gobierno pasivo ha colaborado para eliminar las protecciones a trabajadores en uno de los periodos más precarios de nuestra historia. En el momento cuando apenas hay servicios de salud y educación pésimos. El huracán nos dejó un país donde el gobierno se ha desentendido de sus viejas y viejos, donde hasta la iglesia conspira para arrebatarles sus pensiones. Donde lo único que se puede hacer por las niñas es dedicarles un dia del año, las niñas de nuestro país convertidas en relaciones públicas. No hay protecciones contra los seguros ( muchos a un año no han pagado un centavo.), no hay protecciones a lxs consumidores, en medio de una crisis humanitaria, cuando se supone que el gobierno salga a proteger a todas y todos congelando los precios, DACO hizo lo contrario. Ahora también sabemos que cuando más cara e inaccesible estaba el agua, se abandonaron al desperdicio cientos o miles de paletas de agua, de provisiones, y posiblemente medicamentos. Una crisis humanitaria donde los bancos se han dedicado a quitarnos los techos que dejó el huracán. María dejó todo eso visible. Y como dicen en inglés “now you can’t unsee it”.
Sigo sin saber que haré hoy, sé que tomo mi café y medito. A lo mejor ustedes tampoco saben, mi consejo es que lo pasen como puedan pasarlo. Este aniversario, es en realidad muchos aniversarios, y muchas cosas diferentes para mucha gente. Si quiere cantar y bailar cante y baile. Si quiere llorar llore, si quiere estar solx, esté solx, si quiere tener compañía les deseo que la encuentren. Eso si por favor, para poder recordar, tenemos que prohibirnos olvidar.
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